Boucing Grey Bow Tie Ribbon

miércoles, 22 de enero de 2014

El último baile

Esa noche el campanario de la iglesia sonó y toda la gente se marchó, quedando sólo yo, lista para limpiar y ordenar.
-Luego lléveme las llaves- Me dijo el sacerdote.
Comencé por el piano, se veía tan tentador. Hacía mucho que no tocaba, desde que el amor de mi vida había muerto, no quise tocar una sonata más.
Lo dejé abierto porque amaba contemplar sus teclas y recordar viejos tiempos.
Proseguí la limpieza por los bancos, luego el altar, los pisos, los baños… Estaba agotada.
Me tocaba el confesionario, pero me senté dentro a descansar.
Mis ojos se cerraban, pero sabía que debía mantenerme despierta hasta que todo estuviera en perfectas condiciones para el día siguiente.
Misteriosamente, las teclas del piano comenzaron a sonar, yo me asusté. Luego creí que era uno de los muchachos del coro que había entrado a ensayar, así que me tranquilicé. En el momento en el que me estaba tranquilizando, comencé a escuchar un sonido proveniente del piano que no pertenecía a ninguna canción de la iglesia.
La sangre se me congeló, el corazón me latía desenfrenadamente como si fuera a salirse de mí, mis nervios no dejaban moverme, pero de hecho lo hice. Di un paso para asomarme y ahí lo vi.
En el piano sentado estaba él. Mi marido, tocando una vez más el Vals de Amelie de Yann Tiersen con el que nos habíamos conocido, sólo para mí, mirándome con esa sonrisa pícara que solía hacerme.
Comencé a llorar emocionándome por la bella interpretación que él hacía.
-Dije que vendría a  visitarte. No habré sido el mejor marido, pero querida mía, lo que te amo excede el límite entre la vida y la muerte- No dejó que yo hablara –Silencio, ¿me permitirías bailar esta pieza?-
Tomó mi mano y mientras el piano se encargaba de deleitarnos, bailamos al compás de nuestro vals.
Me besó, la música finalizó y él desapareció.

Desperté en el confesionario dónde me había quedado dormida, empapada en lágrimas continué limpiando. 

martes, 17 de diciembre de 2013

¿Duelen la soledad y ser consciente de quién sos?


Estar sola, completamente sola, sin nadie con quién hablar. Nadie que te pueda escuchar.
En el momento en que más necesitas un apoyo, nadie está.
Te sentís tan cansada, y tan enferma.
Tus ojos vidriosos representan dolor. Un dolor imparable para el cual no se encuentra ni un calmante que haga efecto.
Sentís que estás rota, sangras por dentro. Es una herida desmesurada difícil de cerrar. ¡No se cierra! ¡Cerrate por favor!
Buscas soluciones, las más eficientes, pero nada mejora.
Miras hacia todos lados, hay miles de personas rodeándote, pero nada cambia. No te sentís como se supone que debe ser, satisfecha con ellos. No sentís lo que necesitas.
Vas lastimando tu interior poquito a poco.
Las lágrimas incesantes que recorren tus mejillas noche tras noche caen lentamente sobre tu boca produciendo un grito ingente en arduo silencio.
¿Por qué parece que estamos tan solos? ¿Por qué todo el tiempo necesitamos un sostén y no podemos sostenernos en nosotros mismos?
Nada alcanza. Nada es suficiente.
Tu sonrisa forzada arde en el interior, pones tu mejor cara para disimular el sufrimiento intenso que viene de años.
El mundo ve en vos una persona valiente, sincera, fuerte, arriesgada, despreocupada, comprensiva, un perfecto sostén.
¿Qué pensarían si descubrieran que en realidad sos una persona  exánime, pesarosa, pusilánime, turbada, que esconde millones de mentiras dentro de sí , y que para empeorar las cosas no se comprende ni a sí misma?. ¿Un perfecto sostén? No, claro que no.
Ni vos misma sos capaz de sostenerte.


miércoles, 27 de noviembre de 2013

Otra vuelta de tuerca



Nos amigamos, nos peleamos, nos amigamos, nos distanciamos, nos volvemos a hablar, peleamos de nuevo, nos amigamos otra vez, nos distanciamos, y nos volvemos a encontrar.
Te quiero, te odio, te quiero otra vez, y te vuelvo a odiar hasta que te empiezo a extrañar y te quiero más de lo que te puedo odiar

martes, 26 de noviembre de 2013

"Estoy sangrando, viviendo en silencio. Estoy viviendo, sangrando en silencio. "

Lentamente voy atravesando el dolor como si fueran vidrios rotos clavándose en mi cuerpo.
Se clavan en mis piernas cansadas de dar los mismos pasos e impidiendo que caiga rindiéndome de rodillas.
Se clavan en mi estómago produciendo nauseas cada vez que pierdo el apetito.
Se clavan en mi pecho tan profundo, demasiado cerca de mi  corazón y aumentan sus latidos del horror.
Se clavan en mi cuello a punto de tocar mis cuerdas vocales. Pero todavía puedo gritar para que me escuches y vengas a rescatarme.
Se clavan en mi boca esperando que tu boca pueda curar sus heridas tan abiertas.
Se clavan en mis ojos impidiéndome ver que estamos cerca.
Se clavan en mis oídos, no dejan que oiga tus pasos.
Estoy esperando que vengas, me quites los cristales y cierres estas heridas que no dejan de doler.
Pero ni si quiera estás enterado de todo esto. ¿Cómo vas a salvarme?

Tendré que moverme con las pocas fuerzas que quedan y caminar hacia vos llena de cristales clavados hasta en la conciencia. Quizás así me veas frente a tus ojos, te enamores de mis heridas y me salves.  


Ese texto lo escribí, aproximadamente en el 2010.
La frase del título es de Suicide Room. 

Atte: Femmy

domingo, 24 de noviembre de 2013

¿Y qué puedo decir? Son las 4:00 A.M y ya estoy soñando momentos lindos que me gustaría pasar a tu lado:
Un viaje, pero esta vez lo hago yo.  Voy a visitar la ciudad dónde estás. Y lo hago sólo para verte, pero déjame que meta alguna excusa, ya sabes, sobre los estudios, bandas musicales o que voy de vacaciones para despejar un poco la mente.
Quizás compartamos un desayuno, un almuerzo, una merienda, o una cena. Tal vez dos, ¿por qué no tres? Qué se yo, recorrer diferentes sitios del lugar. Que se largue a llover, que nos empecemos a mojar, corramos y terminemos empapados en tu hogar temporal. Comprar potes de helado. Decir cosas sin sentido y reír de lo que sea. Cosas simples que no se olvidan.
Puede que vaya a abrazarte y ya. Siempre quise hacerlo, no tuve oportunidad. Pero, veremos cómo me va. Todo sale de maravilla en mi imaginación, no sé qué pasará en la realidad. Me gustaría saberlo.
De todas formas imagino más de lo que vivo. Soy toda una artista con las palabras en escrito, y un desastre respecto a los hechos.

Quiero conocerte más, poder conocer tus inquietudes, tus manías, tus gustos, tus sueños, tus enojos, tu dulzura, tu locura  y lo que más quiero es acostumbrarme a ellos. 


Gracias por leerme.

Atte: Femmy 


jueves, 21 de noviembre de 2013

Sonreír y sonreír por vos.



Qué satisfactorias son las sonrisas que aparecen de repente como por arte de magia en un sábado cualquiera a la madrugada.
 La gente que rodea la manzana de mi barrio duerme, los gatos maúllan en mi ventana, los perros ladran a las sombras, el viento se queja, la batería de mi computadora disminuye, los temas del reproductor de música van cambiando sin casi darme cuenta, pasan los minutos… y mientras el mundo va girando muy despacio, yo sonrío.
Hablo de esas sonrisas que surgen inesperadamente.  Y no preguntes por qué. Porque ni siquiera yo lo sé. Sonreír de esa manera, en mi vida es un gozo. Recordar viejas cosas y sonreír. No tiene precio. Es algo inenarrable, como  tocar el cielo muchas veces sin caerse.
Y más si la sonrisa tiene por motivo a la segunda persona del singular.

Tengo varios textos escritos y ya que me hice el blog pensé en publicarlos todos. Total, no pierdo nada :)

Atte: Femmy

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Tan cerca y tan lejos.

Quizás te encuentre en las sombras de un bosque, tal vez en la esquina de una tienda en la ciudad, o podría ser nadando en el agua de un mar o un río, yo qué sé. Hay tantas formas de volverte a ver, y no llegué a ninguna todavía.
Siento que cada vez estamos más cerca, pero no lo sabes.
Cada día que pasa le pido al cielo que las estrellas te guíen hacia mí. No me busques debajo de otras sábanas, no me busques en otros cuerpos, tampoco me busques en otras palabras. Búscame acá. Acá estoy esperándote. Ya casi creo no extrañarte, pero aún siento la necesidad de correr a tus brazos y no soltarte.
Se me van los días, y junto a ellos el amor que te tengo o te tenía, porque ya casi lo he dejado de tener.
Pienso que si no se me fue del todo debe ser porque hay algo más que me retiene en un punto medio.
Mira que no nos queda mucho tiempo, hace bastante vengo esperando el momento en que nuestras almas se crucen y renazca el amor que se creía perdido.
Quiero desenterrar los recuerdos con más valor, pero no es el momento. Lo único que llega a mí memoria es una serie de imágenes cortas que dejan un intenso vacío doloroso en mi ser.
Sé perfectamente que no son delirios míos, son imágenes que llegaron a mi cabeza transmitiéndome el mensaje para que no deje de buscarte.
La vida me puso en frente el primer paso que se basó en hallarte. Y ahora que te encontré, el siguiente paso es que me encuentres a mí.
Descubrime en una noche de esas dónde el viento nos invita a oír los suspiros ahogados por nuestras tristes lágrimas convertidas en pequeñas lloviznas de otoño.
Refléjame en tus ojos como si fueran un espejo de insaciable placer que desencadena tu amor.
Desafiemos a la noche, demostrémosle que ni ella nos puede frenar.
Haz resonar el eco de tu risa para que quede por siempre en mi memoria. Ya casi se me olvidaba tu voz. Tu preciosa voz que produce emociones que no pueden contarse. Y tu cuerpo, tus manos, tu piel que despierta en mí sensaciones inenarrables. Y tu sonrisa que se luce tan rebosante sobre la mía. Qué mágico efecto realizas en mí al hacerme perder el juicio.
Me quitaste la poca sensatez que poseía y lograste que perdiera la cabeza en las infinitas ideas de amarte sin medidas.
¿Ya ves como escribo sin que lo sepas? Y escribo para que me sientas en un rincón de tu pecho.
Puedo apostar que en este instante estás con la mirada perdida, extrañando un “algo” que no sabes qué es, un “alguien” que no viste aún, pero sentís que te falta. Sentís que estarías completo a su lado. Y miras a un costado, ves un espacio vacío y lo primero que aparece en tu mente es “¿Dónde puede estar? Transito las calles, y recorro tantos lugares en el mundo ¿cómo puede ser que no encuentre mi complemento?”  Seguís preguntándote sobre eso. Entrelazas tus dedos y entra en vos el miedo. ¿Miedo a qué? Miedo a quedarte toda tu vida solo. En lo triste que sería seguir viendo a un costado y ver un espacio vacío, en no compartir una sonrisa traviesa con alguien más, en no tener a quién besar, a quién dedicar canciones. No entendés nada. Tenés mucho trabajo para hacer, pero tus pensamientos te impiden la concentración. ¡Vamos! ¿Por qué pensás estas cosas un Viernes a las 08:22 de la mañana?
Te colocas las manos en tu cabeza disgustado. Cerrás los ojos y sonreís. Sonreís porque imaginas lo hermoso que sería estar acompañado para siempre. Te sorprende no encontrar alguien a quién amar a tus veinticuatro años de edad.
Pasaron tantas mujeres frente a tus ojos y ninguna despertó eso que esperabas. Sentís frustración y golpeas la mesa suavemente tratando de no hacer bullicio.
-¿Dónde estás?- Reclaman nuestras voces muy dentro.
-Es un bonito día para encontrarte hoy- Decís vos.
-Es una bonita noche para encontrarte hoy-Digo yo.
Te asomas ilusionado por la ventana y me buscas preocupado en los destellos del sol. Mientras yo me asomo esperanzada y te busco preocupada en el resplandor de la luna.

Atte:Femmy